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martes, 30 de noviembre de 2010

Leones y corderos

Más le temo a un ejército de corderos conducido por un león que a un ejército de leones dirigido por un cordero.

La frase se le atribuye a Alejandro Magno, y ha sido reeditada en diversas ocasiones a lo largo de la Historia.
Podemos preguntarnos si tiene alguna semejanza con la situación actual de España. ¿Pueden definirse las relaciones de competencia en un mundo globalizado como una batalla entre diferentes ejércitos? ¿las actividades de los inversores internacionales se parecen a una guerra? ¿la sociedad española está formada principalmente por corderos o por leones? ¿el presidente que la dirige se parece más a un felino o a un óvido?
Y se me ocurre otra posibilidad: La de una sociedad de corderos dirigida por otro cordero. En este hipotético caso es probable que los corderos permanezcan mucho tiempo felices, encantados de tener al frente a uno de los suyos.
Pero ¿Qué posibilidades de éxito tendría un ejército así si tuviera que confrontarse con otros?

lunes, 29 de noviembre de 2010

El bandazo

Podemos medir el resultado de las elecciones al Parlamento de Cataluña en dos dimensiones claramente distintas: el eje izquierda-derecha de toda la vida, y el eje nacionalistas-no nacionalistas.

Desde el primero de ellos, y dejando al margen a C’s y SL, que no resultan muy homologables ni en la izquierda ni en la derecha, vemos que la suma de CiU y PP –partidos de derechas- da 80 diputados, frente a la suma de PSC, IU y ERC –partidos de izquierdas-, que da 48. Por lo tanto, el 59,25% de los catalanes han votado a partidos de derecha, mientras que sólo el 35,55% lo han hecho a partidos de izquierdas.

En el segundo eje la suma de CiU, ERC y SC, -partidos nítidamente nacionalistas- da un 56,29%, y la de los no nacionalistas un 43,70%. Eso considerando al PSC un partido no nacionalista, cosa bastante discutible desde la llegada a la Generalidad de Pascual Maragall.

Con ese 60% de voto a la derecha no es de extrañar la euforia del PP, que ve en estas elecciones el presagio de lo que ocurrirá en las próximas generales. Y probablemente tengan razón. Pero deberían tener cuidado con el exceso de alegría. El bandazo que pueden dar los ciudadanos españoles hacia la derecha no es mérito de Mariano Rajoy y sus muchachos, sino de la incapacidad histórica que han venido demostrando los de izquierda para sacar a los países de las crisis económicas, agudizada en el caso español por la ineptitud y la mendacidad del presidente del gobierno.

Nada nuevo bajo el sol. Volvemos al viejo dilema: “La derecha es más eficaz para producir riqueza, aunque la reparte de manera desigual. La izquierda la reparte mejor, pero no consigue crearla. En coyunturas extremas como la actual, esto es lo que, probablemente, nos espera con el actual gobierno de España: el reparto más igualitario… de la pobreza.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Lo urgente y lo importante

La policía encontró en Madrid, a las 3 de la madrugada, a un niño de 6 años que lloraba solo en el interior de un coche. Poco después encontraron a los padres, borrachos, que habían dejado al niño en el coche para irse de copas.

Es un lamentable ejemplo de lo que puede ocurrir cuando no se sabe discernir entre lo que es urgente y lo que es importante. Probablemente los padres quieren mucho a su hijo. Es casi seguro que si se les pregunta, jurarán que ese hijo es lo más importante para ellos.
Pero el hecho es que no dudaron en abandonar lo importante para acometer lo urgente: una noche de marcha, copas y juerga.

Hay miles de conductas semejantes en otros ámbitos muy diferentes. No es mal ejercicio pararse un poco a pensar en ellos.
¿A alguien se le ocurre algún ejemplo en el que por abordar lo urgente se deje de lado lo importante?

viernes, 19 de noviembre de 2010

La diosa Paridad

Con una crisis que no tiene pintas de solucionarse, con la incertidumbre sobre la solvencia de España revoloteando en los mercados internacionales, con casi cinco millones de parados, con miles de empresas que han tenido que cerrar, con cientos de ayuntamientos que no pagan a sus proveedores porque están en quiebra técnica, Zapatero anuncia que el gobierno dará preferencia en los contratos públicos a las empresas que tengan paridad de hombres/mujeres en sus cargos directivos.

Hijos de la Ilustración, los revolucionarios de la Francia de 1789 elevaron la Razón a la categoría de diosa. En 2004 los hijos de la LOGSE han proclamado diosa a la Paridad. Y ahí los tenemos: adorando la Paridad, confiando en que ella solucionará todos los problemas, convencidos en que la Paridad en los cargos directivos hará que las empresas sean más competitivas y eficientes. No es cuestión de inteligencia, de trabajo, de esfuerzo, de capacitación, no. La salida de la crisis depende de la Paridad.
¡Abajo la Razón! ¡Viva la Paridad!

jueves, 18 de noviembre de 2010

Defensor del profesor

Viendo este vídeo me asalta una gran duda.
¿Qué está pasando en una sociedad en la que mucha gente sensata cree que debe proclamarse defensora de los profesores?

martes, 16 de noviembre de 2010

Paso a paso hacia el abismo

El vértigo regresa a la economía mundial. Hace unos pocos meses Grecia tuvo que hincar la rodilla y renunciar a su soberanía en materia económica, a cambio de que la UE impidiera que se sumiese en el negro abismo de la quiebra.
¡España no es Grecia! dijo entonces Zapatero, con ese mismo aire solemne con el que asegura que el Sol gira en torno a la Tierra.
Estos días el segundo de la lista de PIGS se encamina cabizbajo al matadero. Tras la humillación de Zorba, parece que ahora le toca a Molly Malone.
¡España no es Irlanda! ha asegurado la ministra Salgado. Gracias al gobierno estamos aprendiendo geografía. Pronto les oiremos decir que España no es Portugal, y entonces será el crujir de huesos y el rechinar de dientes.

Tras la crisis que nunca iba a llegar a España; tras la recuperación del empleo que iba a empezar hace año y medio; tras los brotes verdes que nadie ha visto; tras ir viendo rapar una tras otra las barbas de nuestros vecinos; llegaremos –si alguien no lo remedia antes- a asumir algo tan sencillo como que España es España.
La nación de cuyo sentido duda su propio presidente de gobierno. El Estado que se ha dividido en 17 partes desiguales, de manera caótica, y sin que nadie pueda ya controlar el inmenso derroche. La sociedad que abrió sus brazos a cinco millones de inmigrantes en seis años. El país cuyos sindicatos paleolíticos tienen tanto poder como el gobierno democrático. El lugar en el que los niños cada vez aprenden menos en los colegios. El gallinero en el que todo el mundo sabe que hay que tomar medidas muy duras, pero en el que nadie quiere que le afecten a él. El sistema político en el que la oposición sólo piensa en derribar al gobierno, y cuyo gobierno sólo piensa en pisarle el cuello a la oposición. El establo en el que todo el mundo trata de chupar de la vaca, sin darse cuenta de que la vaca sólo se nutre del trabajo y el esfuerzo de los ciudadanos.

Yo le he dicho alguna vez a Pilar, en broma, que me haga un hueco en Suiza. Pero voy oyendo cada vez con más frecuencia a mucha gente joven que se plantea seriamente irse a otro lugar más serio. ¿Soy un pesimista?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sahara

La intervención del ejército marroquí en el campamento de El Aaiún ha vuelto a poner en el primer plano de la actualidad la cuestión del Sahara Occidental. Una historia penosa, se mire por donde se mire.

Penosa la situación de unos saharauis a los que se niega el derecho a la autodeterminación, expresamente reconocido por la ONU.
Penosa la actitud de Marruecos, que viene desoyendo ese mandato, que se niega a elaborar un censo, que ignora los derechos humanos, y que impide la presencia de medios de comunicación en la zona.
Y penoso el papel de los sucesivos gobiernos de España. Del último gobierno de Franco que salió huyendo de la zona, abandonando a los saharauis a su suerte. De los de Suárez que dejaron correr el asunto mientras Mohamed V afianzaba su posición. Del de Felipe González que miraba para otro lado, renegando de la tradicional defensa de los intereses del pueblo saharaui que siempre había ejercido el PSOE. Del de Aznar, que aunque se mostró firme frente a Marruecos en el asunto de Perejil, prefirió no mover un dedo respecto al Sahara. Y del de Zapatero, empeñado en una política exterior modelo “Tampax”: No se nota, no se mueve, no traspasa.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Pero ¿ustedes qué son?

A medida que UPyD va consolidándose en la mente de los ciudadanos como una opción digna de ser tenida en cuenta, es cada vez más habitual escuchar la misma pregunta: “Pero UPyD ¿es de izquierdas o de derechas?”. Los responsables del partido suelen eludir pronunciarse al respecto, e insisten en explicar sus propuestas dejando que sean los propios ciudadanos los que extraigan su opinión sobre el asunto.
Los medios de comunicación insisten en lo mismo: “Vale. Lo que ustedes dicen suena bien, pero ¿son de derechas o de izquierdas?”

Reflexionando sobre la cuestión, es fácil darse cuenta de que en España se ha producido una importante perversión conceptual, En cualquier país con una sólida tradición democrática son las ideas y las propuestas de los partidos los que determinan si se encuentran más a la izquierda o más a la derecha. Cada partido tiene su visión de la realidad social, y sus recetas para mejorar la sociedad y solucionar los problemas existentes. En función de esos diagnósticos y de esas soluciones, los ciudadanos saben dónde situar a cada partido en el eje izquierda-derecha.
En España, en cambio, ocurre algo muy diferente. Cada partido ha escogido la etiqueta que desea colocarse, y se autoproclama “de izquierdas” o “de derechas”. Una vez colocada la etiqueta, una buena parte de los ciudadanos ya no necesitan examinar lo que hacen esos partidos. Les basta con fijarse en la etiqueta. De esa manera los electores de derechas saben a qué partidos pueden votar y a cuáles no, y lo mismo ocurre con los de izquierdas.
Llegados a ese punto da casi igual lo que hagan los partidos, sus propuestas o sus decisiones de gobierno. Sean de derechas o de izquierdas pueden subir o bajar impuestos, poner el acento en la libertad individual o en el interés colectivo, o aumentar o disminuir la intervención del Estado en la sociedad. No importa. Pocos se fijan en lo que hacen, puesto que basta con mirar la etiqueta para que un ciudadano sepa si un determinado partido es “de los suyos” o no. El problema estriba en que no hay ningún organismo que certifique que la etiqueta responde al contenido.

Por eso resulta tan sorprendente para muchos la ambigüedad de UPyD: ¡No se han colocado la etiqueta! Y por eso mismo resulta tan saludable para la higiene democrática: al no disponer de una banderita que identifique una supuesta ideología, obliga a informarse, a enterarse de lo que proponen, a comparar argumentos y no sólo eslóganes. Y lo más novedoso: obliga a los electores a pensar.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Regardez la gilipolluá

En un insuperable sketch de Tip y Coll, Tip concluye una serie de bobadas surrealistas sobre la forma de llenar un vaso de agua con la frase “regardez la gilipolluá”. Me ha venido a la mente esa expresión ante la medida del gobierno que hará que el orden de los apellidos de los niños sea por orden alfabético, si los padres no se ponen de acuerdo.

Hay que felicitar al gobierno. Ha sabido captar que el mayor problema de los ciudadanos era ese. Millones de padres se divorcian a causa de la discrepancia sobre los apellidos de sus hijos. Decenas de miles de bebés sufren graves trastornos psicológicos porque les han tocado unos apellidos mal colocados. Y lo que es más importante: esta medida tan reclamada por toda la sociedad pondrá fin definitivamente a las discriminaciones, las vejaciones y los sufrimientos de todas las mujeres. Ya se sabe: el orden alfabético en los apellidos de un bebé garantizan la prosperidad económica, el respeto en la pareja, y la felicidad eterna.

No obstante, sólo es un primer paso. Habrá que dar más. Habría que votar el orden de los apellidos de cada uno de los hijos. En caso de empata en la votación, deberían votar los abuelos, después los tíos, y por último los vecinos. También habría que crear un Observatorio de la Igualdad de Apellidos, para velar por el reparto equitativo entre los apellidos del padre y los de la madre.
Lo mismo debería hacerse con el nombre del niño. Si el padre quiere ponerle Zacarías, y la madre Abel, se registrará como Abel, por orden alfabético. Por las mismas razones, tendría que legislarse la manera de poner nombre a las mascotas, que son dramáticos los conflictos en los matrimonios cuando él quiere llamar al perro Tom, y ella quiere que se llame Toby.

Y la sociedad contempla pasmada como un gobierno camina de gilipolluá en gilipolluá hacia no se sabe dónde.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mas, y más, y más

En plena precampaña electoral catalana, el candidato independentista Artur Mas no para de comparecer en los medios de comunicación. Se trata de aprovechar cualquier oportunidad para conseguir espacio mediático, y hacer propaganda electoral gratis.
Ayer dijo que el Papa tiene que ser consciente de que “viene a visitar una nación (Cataluña), y no una región mediterránea). El Tribunal Constitucional acaba de dictaminar que eso no es así, pero a los nacionalistas desbocados les importa un pimiento el TC, la Constitución, y todo lo que no sea su capricho enloquecido.
Hace dos o tres días le escuché en una entrevista en Onda Cero: hablaba del proceso de desarrollo autonómico, de las etapas que había que cubrir, de nuevas exigencias. El periodista le apostilló: “Pero, ese proceso tendrá un límite ¿no?”. Y él respondió tan tranquilo: “No. No hay límite en el proceso. Es un ciclo sin límites”.
Sorprendido, el periodista replicó: “Pero un ciclo, por definición, es algo siempre limitado”. A lo que Mas, reinventando la física y la geometría concluyó: “Este ciclo no tiene límites”.

No ha dicho nada nuevo. Cualquiera que analice la dinámica nacionalista sabe que es así: un proceso progresivo de distanciamiento de España que sólo concluye en la independencia. Es legítimo y democrático perseguir ese objetivo.
Lo que no es legítimo ni democrático es hacer trampas en el juego. Acogerse únicamente a las reglas que les conviene y despreciar las demás.
Y lo que es de una torpeza suicida es el aplauso, la comprensión, y el seguidismo que vienen haciendo los dos grandes partidos nacionales a ese proceso disgregador que no tiene fin. Probablemente, los libros de Historia de dentro de cien años describirán como la torpeza, la miopía, y la falta de grandeza de los dirigentes del PSOE y el PP les impidieron ponerse de acuerdo para legislar de manera que el proceso autonómico tuviera una línea de llegada. Podrían hacerlo. Entre los dos podrían reformar la Constitución.
Pero no lo van a hacer. Unos y otros van entregando miserablemente pedacitos de la nación a una minoría desvergonzada y tramposa. El nacionalismo es eso: Mas, y más, y más.